Título original: 55 Days at Peking
Año: 1963
Duración: 154 min.
País: Estados Unidos
Director: Nicholas Ray
Guión: Philip Yordan, Bernard Gordon
Música: Dimitri Tiomkin
Fotografía: Jack Hildyard
Reparto:
Charlton Heston, Ava Gardner, David Niven, Robert Helpmann, Flora Robson, Leo Genn, John Ireland, Kurt Kasznar, Paul Lukas, Harry Andrews, Massimo Serato,Philippe Leroy, Elizabeth Sellars, Jacques Sernas, Walter Gotell, Eric Pohlmann,Alfredo Mayo, Jerome Thor, José Nieto
Productora: Samuel Bronston Productions.
Género: Aventuras | Colonialismo. Años 1900 (circa)
Sinopsis
China, año 1900. Las embajadas extranjeras en Pekín deben hacer frente a la sangrienta revuelta nacionalista desencadenada por los boxers, que se dedican a asesinar cristianos. Dentro de un recinto amurallado, el embajador inglés se une a los miembros de otras delegaciones en un desesperado intento por resistir el asedio. (FILMAFFINITY)
Comentario
Realizada en pleno apogeo del imperio Bronston en España, 55 DÍAS EN PEKÍN (55 DAYS AT PEKING), despliega ritmo, espectacularidad, lirismo, épica, emoción, drama, romanticismo…
Y cómo es ese baile nocturno que se marcan Ava Gardner y Charlton Heston al abrigo de una pagoda o algo parecido. O esa preciosa niña china llamada Teresa, necesitada del protector cariño y del refugio paternal. Por ahí pasea también imperturbable elegancia y flema David Niven. Y miles de extras madrileños dan el pego como alborotados bóxers en escenarios de la madrileña Canillas, que recrean con gran fasto la Corte Imperial antes de que Pu Yi fuera el último emperador en ser allí recluido. La británica Flora Robson es la emperatriz de este exultante relato.
Luego está, emergiendo por encima de todos, el siempre incombustible y aguerrido Charlton Heston, ese maravilloso actor norteamericano esculpido en granito, o en mármol si lo que tocaba era meterse en la encarnadura del genial renacentista Miguel Ángel (en EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS), al frente de ese pelotón de Rangers, paseando su porte entre cascotes amurallados y fuego de pólvora indiscriminado, tanta como para segar en un tiro perdido la vida de un crío que comenzaba a dejar atrás la adolescencia.
Comienzo y final resultan trepidantes, en realidad toda la película lo es, salvo aislados remansos amorosos protagonizados por Heston/Gardner o por Niven con su mujer en la Embajada inglesa.
También contiene una memorable y profética frase, “el día en que China despierte, temblará el mundo”.
Detrás de esta imponente parafernalia, se encuentra ese objetivo de óptica desesperadamente romántica propia de la cámara de Nicholas Ray, ese poeta enfebrecido e hipersensible, uno de los tuertos de oro del Hollywood más clásico. Capaz de darle cien patadas a la historia (como hiciera el magistral Walsh en esa obra maestra titulada MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS), en aras de un mayor arrebato genuinamente cinematográfico, pues hasta los españoles –concesión supongo que al régimen- aparecemos con una correspondiente embajada en tiempos que nosotros ya iniciábamos retiradas coloniales de otros parajes. Supongo que fueron concesiones al régimen franquista por dejarles rodar en tierras hispanas a precio de saldo y con profesionales autóctonos de lo más cualificados.
Formidable.
José Luis Vázquez