CINE EN V.O. LIFFEYGROUP EN DEICY RELLY’S: BEAUTIFUL GIRLS – Lunes 12 de Diciembre a las 21.00h

Se cumplen veinte años del estreno de la preciosa, cálida, confortable, irresistible BEAUTIFUL GIRLS, una de las mejores películas de la década de los 90 del pasado siglo. En España se produjo en otoño de 1996 y mi primer contacto con ella lo llevé a cabo en un remozado –y siempre añorado- Cine Castillo de la capital ciudadrealeña. El hecho de que la sala –una de las dos que adaptaron en la parte de arriba- estuviera abarrotada, lo entrañable de la propuesta y ese calor invernal allí vivido convirtió instantáneamente a la misma en un felicísimo recuerdo que siempre me acompañará.

Mujeres maravillosas o estupendas en todos los sentidos, son por las que babean –casi literalmente- los personajes masculinos de esta propuesta. Rotundas chicas de la luna como Uma Thurman o crías de 13 años de la sensibilidad, listeza e inteligencia de las que hace gala una jovencísima -13 años- Natalie Portman (su segunda rutilante aparición en la gran aparición, tras la ya descollante LEON, EL PROFESIONAL), una casi adolescente con vocación de perdedora y un tanto perdida aunque tenga muy claro el chico mayor en el que se ha fijado su espabilado corazón.

BEAUTIFUL GIRLS es una historia de reencuentros, compromisos boicoteados o aplazados, incertidumbres profesionales, desencantos, inmadurez, confusiones sentimentales, estragos causados por los primeros surcos del paso del tiempo, sueños de juventud idos o truncados, desencantos, futuros inciertos… verdadera amistad sobre todo. Una oda generacional de muchos quilates.

De las muchas cosas que me gustan de lo aquí confeccionado es esa casi imposible historia de amor entre la niña Portman y el “peterpanesco” Hutton, la secuencia del patinaje sobre hielo, su permanente y basculante tono agridulce, la nevada descripción ambiental de esa pequeña comunidad de Nueva Inglaterra, cualquiera de las apariciones de Thurman, el malote de buen corazón encarnado por Matt Dillon, ese poso nostálgico por un tiempo ya dejado atrás, el buen rollo de los amigos, todas las chicas que salen (a las citadas añádase a Mira Sorvino, Lauren Holly, Martha Plimpton y una graciosa Rosie O´Donnell)… Son innumerables los  abundantes aspectos que me atraen de esta cautivadora película.

Una escena, hay muchas más claro,  pero una en especial me resulta reveladora. Aquella en la que Thurman se deja caer por un bar al estilo Cheers, no solo por su decoración sino por su acogimiento, en el que el grupo de amigotes se queda prácticamente anestesiado ante su despampanante  aparición, con los acordes de fondo del movidito y contagioso SWEET CAROLINE de Neil Diamond.

Fue dirigida delicadamente, en estado de gracia, por el prematuramente desaparecido –a los 39 años jugando al baloncesto y debido a un infarto tal vez provocado por consumo de cocaína- Ted Demme, sobrino de Jonathan Demme, el que firmara PHILADELPHIA, ALGO SALVAJE o EL SILENCIO DE LOS CORDEROS. Dada tan corta existencia, la filmografía de Ted se reduce a cinco largometrajes (más varios trabajos para televisión), de los cuales el más cautivador es el que aquí me ocupa, seguidos de BLOW (una incursión en el mundo violento de la droga en la que salía Penélope Cruz), el espléndido documental sobre el renovador cine USA de los 70  A DECADE UNDER THE INFLUENCE y el buen policiaco CÓDIGO DE LEALTAD/MONUMENT AVE (para algunos, una versión irlandesa de MALAS CALLES). El más flojo es CONDENADOS A FUGARSE con Eddie Murphy.

En el Festival de San Sebastián obtendría galardón y un merecido reconocimiento el espléndido guión de Scott Rosenberg, salpicado de diálogos vivos, chispeantes, animados, graciosos, inteligentes, magníficos. La crisis aquí expuesta de los 30 en algunos aspectos es la también aplicable a otras décadas cercanas. Está expuesta con conocimiento de causa, ingenio y agudeza.

Fundamental no ya solo como representativa de los 90 sino de cualquier otra década o época. Nunca me canso verla, es más, ante cada nuevo visionado siempre me aporta algo nuevo… o renovado.

José Luis Vázquez