Título original: John Ford’s Sergeant Rutledge
Año: 1960 Duración: 118 min
País: Estados Unidos
Director: John Ford
Guión: James Warner Bellah, Willis Goldbeck
Música: Howard Jackson
Fotografía: Bert Glennon
Reparto:Woody Strode, Jeffrey Hunter, Constance Towers, Billie Burke, Juano Hernández,Willis Bouchey, Carleton Young, Judson Pratt, Mae Marsh, Jack Mower
Productora: Warner Bros / Ford Production
Género:Western. Drama | Drama judicial. Ejército. Racismo
Sinopsis
En Arizona, en el Fuerte Linton, se celebra un consejo de guerra para juzgar a un sargento negro acusado de la violación y el asesinato de una joven blanca. El sargento Rutledge, ha sido siempre un militar valiente y ejemplar, un modelo para todos sus soldados, pero ahora el ejército le cree culpable.
Comentario
A John Ford se le achacaría en su momento, 1960, el uso abusivo aquí utilizado de los flash-backs, pero hoy en día, se revela como uno de los múltiples aciertos de esta verdadera maravilla, que acabaría elevando a rango mítico la poderosa figura y estampa de Woody Strode, un pionero afroamericano del fútbol “made in USA”, en el papel del inolvidable e íntegro sargento Rutledge… Sargento Búfalo para sus hombres.
Tras una narrativa de aparente, tan solo eso aparente, falta de complicaciones, se encierra una compleja y riquísima reflexión sobre los prejuicios y la falsa culpabilidad. Este último un territorio explorado habitualmente, con inmensa profundidad, por el mago del suspense Alfred Hitchcock. Ford demuestra no irle a la zaga en cuanto a maestría a la hora de abordar este tipo de asuntos trascendentales, obteniendo un penetrante retrato sobre los recovecos de esa culpabilidad… o de la inocencia.
Alterna magníficos exteriores con numerosas secuencias de interiores de gran belleza, centradas principalmente en una sala de juicios, cuyo proceso otorga sentido a la historia. Las secuencias alusivas a este apartado resultan memorables, abarcando una amplia panoplia de registros, desde los más dramáticos hasta los más humorísticos, encabezándolos un socarrón y estricto/magnánimo juez y su metijona esposa, unos antológicos Willis Bouchey y Billie Burke.
Irreprochables Jeffrey Hunter y una heroína de postín, Constance Towers.
Enorme película.
PD: Permítanme una brillantísima apostilla de José Luis Garci acerca del cine del más grande: “Nadie ha filmado mejor que él un baile, un tipo hablando a una tumba, unos jinetes cruzando un río, la vejez, la soledad, la desilusión, la familia alrededor de la mesa, los entierros, las cocinas, las tormentas, las montañas, los ríos, los crepúsculos, el pocillo de café junto a la hoguera en la alta sierra, las brumas, la tensión del horizonte, el deber, el cielo, el amor, los rostros, los caballos, las barras de los bares y, en fin, esa cosa tan manida llamada vida. Si a Dios le gusta el cine, estoy convencido de que sus películas favoritas tienen que ser las de John Ford”.
José Luis Vázquez