Título original: War and Peace
Año: 1956 Duración: 208 min
País: Estados Unidos
Director: King Vidor
Guión: Irwin Shaw, Ennio De Concini, King Vidor, Ivo Perilli, Bridget Boland, Robert Westerby, Mario Camerini (Novela: León Tolstói)
Música: Nino Rota
Fotografía: Jack Cardiff
Reparto:Audrey Hepburn, Henry Fonda, Mel Ferrer, Vittorio Gassman, Herbert Lom, Oskar Homolka, Anita Ekberg, Helmut Dantine, Tullio Carminati, Barry Jones, Milly Vitale,Lea Seidl, Anna-Maria Ferrero, Wilfrid Lawson, May Britt, Jeremy Brett, Patrick Crean, Sean Barrett, John Mills
Género:Drama. Romance. Bélico | Cine épico. Siglo XIX. Guerras NapoleónicasGrupos
Sinopsis
Adaptación de la novela homónima de Leon Tolstoi. En 1805, Napoleón prepara la invasión de Rusia. Pierre Bezukhov (Henry Fonda), hijo natural de un noble, es un intelectual pacifista y ocioso. Cuando estalla la guerra, se mantiene al margen de la contienda y frecuenta la casa de sus amigos los Rostov, una acogedora familia aristocrática, en la que brilla por su encanto y generosidad Natasha (Audrey Hepburn).
Comentario
Espectacular, épica, intimista, sensible, delicada, excelente, magna adaptación cinematográfica de la celebérrima novela –una de las 100 más vendidas de la historia- del no menos celebérrimo León Tolstói. Pero un consejo, y conste que en estos berenjenales prácticamente nunca me meto… olvídense del original. Quien quiera bucear en las múltiples reflexiones morales, filosófica y políticas allí contenidas pinchará en hueso. Aquí se pretendió, y logró, que predominara el drama con romántico con abundantes acotaciones bélicas en lo referido fundamentalmente a su tramo final, algo que me parece un indudable acierto.
Son muchos los que achacaron a su director, el tejano –de Galveston- King Vidor que este no supuso precisamente uno de sus mejores trabajos (constituyó el penúltimo de su carrera, el último sería el infausto pero perfectamente defendible SALOMÓN Y LA REINA DE SABA), y no menos cierto es también que fue, este resulta un hecho del todo objetivo, un considerable fracaso en taquilla. Sobre todo si tenemos en cuenta que si baremamos y actualizamos la inflación a fecha de hoy, tal vez pudiera estar hablando de la superproducción más cara de la historia… 560 millones de dólares. Una cifra verdaderamente mareante.
Financiada por Paramount y los potentísimos magnates Carlo Ponti y Dino de Laurentiis, la mayor parte de su rodaje tuvo lugar en los míticos y actualmente fenecidos estudios Cinecittá.
Retomando descomunales cifras, indicar que su protagonista, Audrey Hepburn, cobró por su intervención 350.000 dólares, la intérprete femenina mejor pagada de la historia cuando tuvo lugar su gestación en 1956.
Otro dato importante, este artístico en vez de crematístico, es que en la confección de su guión intervinieron 7 profesionales (3 italianos, uno británico, una irlandesa y dos estadounidenses, entre ellos el propio director). 506 páginas fue el libreto resultante, que hubo que podar convenientemente, pues superaba en cinco veces los que solían ser habituales, también es cierto que su duración duplicaría la que solía ser convencional (finalmente: 208 minutos).
Así podría seguir hasta el infinito y más allá… si de cuestiones colosales tratara.
Tan sólo una apostilla más, en este caso literaria, la obra original se publicó a lo largo de 5 años, desde 1865 a 1869 en entregas facsímil. Según las ediciones puede abarcar de 1200 a 1500 páginas. Todo un bendito tocho.
En lo que sí debo pararme un poco es en destacar el trabajo de decenas de grandes profesionales en diferentes cometidos. A modo de ejemplo, citaré a Jack Cardiff (LAS ZAPATILLAS ROJAS, LA REINA DE ÁFRICA, LA CONDESA DESCALZA), experto en aquél refulgente technicolor de los 40 y 50 a cargo de la fotografía (en incipiente Vistavision, no se olvide, estamos en el año de LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS, GIGANTE o LOS DIEZ MANDAMIENTOS); al imperecedero compositor Nino Rota (EL PADRINO, AMARCORD, el que pondría banda sonora al universo felliniano); a la diseñadora Maria de Matteis que había comenzado en la industria nada más y nada menos que con ESCIPIÓN EL AFRICANOA, al decorador Mario Chiari o al buen montador Leo Catozzo.
Si a intérpretes me refiero, los elogios son casi incontables. Nadie llevaría como la divina Audrey los vestidos Imperio que luce para la ocasión, con tal gracia y donosura, y con ese don innato para actuar y resultar siempre natural. De nuevo espléndida como la belleza resplandeciente de la familia Rostov. Pululando a su alrededor sus dos amores, el –aspecto no tan remarcado como en origen- torturado príncipe Andrei encarnado por Mel Ferrer –su esposo en aquél momento también en la vida real, hasta 1966… para mortificación mía- y el aquí ingrávido, etéreo, espiritual Henry Fonda como el vulnerable y sólido a la vez Pierre Bezhukhov, intelectual pacifista y ocioso, trasunto tal vez del propio Tolstói. Uno de los personajes cumbres de la literatura rusa y universal, junto al idiota de Dostoievsky.
Y deslizándose alrededor de los tres, secundarios, característicos, actores de refuerzo tan extraordinarios como Herbert Lom (moro en EL CID, inspector Dreyfuss en la saga de la Pantera Rosa, como Napoleón esta vez, la segunda vez que se embutía en tan histórico individuo), el rotundo bellezón Anita Ekberg (que acabaría volviendo tarumba a muchos tras su escandaloso baño en la Fontana de Trevi en la posterior LA DOLCE VITA), John Mills (papá de Hayley, inolvidable discapacitado mental en LA HIJA DE RYAN), Vittorio Gassman (en un papel caramelo e ideal: el de seductor) y otro largo etcétera más.
Centrándome en la esencia de lo aquí expendido, esto es ante todo un tratado sobre el amor, la amistad, los sinsabores, la guerra, la vida misma. Es por ello que acaban emergiendo con más fuerza que nunca esas palabras del autor original en las que manifiesta “amar la vida aún cuando uno sufra”. De esto último hay mucho aquí. Y de exultantes ganas de aferrarse a este mundo. Y de equivocaciones. Y de caerse y levantarse. Y de valorar lo que es verdaderamente importante. Y de buscar la paz y no el exterminio.
Me encanta por supuesto Audrey, y el personaje que encarna Fonda, y el refulgente color, y las sensacionales escenas de batalla (dicen que filmadas en realidad por Mario Soldati y no por Vidor… me da igual). Igualmente me subyugan escenas como aquélla en que en plena contienda Pierre recoge una flor amarilla del campo de batalla, o el baile, o el momento en que Andrei se queda prendado de Natasha, o la retirada del ejército francés ante el implacable avance del General Invierno.
¿Hace falta que les diga algo más para saber lo que pienso de esta maravilla creo que no suficientemente ponderada?
José Luis Vázquez