Título original Eye of the Needle Año1981 Duración 112 min. País Reino Unido Director Richard Marquand Guión Stanley Mann (novela: Ken Follett) Música Miklós Rózsa Fotografía Alan Hume Reparto Donald Sutherland, Kate Nelligan, Christopher Cazenove, Ian Bannen, Alex McCrindle, Stephen MacKenna Productora Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) Género Thriller | II Guerra Mundial. Espionaje. Años 40
Sinopsis Londres, año 1940, durante la Segunda Guerra Mundial. Henry Faber vive en una casa de huéspedes en Highgate. Una noche, la dueña de la pensión, sube a la habitación de Faber y lo sorprende manejando un transmisor de radio, descubriendo así que es un espía nazi que pasa información a su país desde Inglaterra. Comentario: Si están pensando en algún momento en ver alguna película relativamente contemporánea, de 1981 por ejemplo aunque me haya ido un poco lejos, de espionaje e intriga de la buena… Si quieren que ello se encuentre admirablemente fundido con una historia pasional, al límite… Si desean disfrutar de una meticulosa ambientación histórica, pongamos por caso la Inglaterra en plena Segunda Guerra Mundial… Si quieren una pareja de actores de lo más intensos… Si quieren que todo ello tenga una buena guarnición paisajística… No lo duden, esta es su película.
Comentario
El título responde al del best seller en el que está basada, EYE OF THE NEEDLE y que en España fuera rebautizado y conocido popularmente como LA ISLA DE LAS TORMENTAS. Su autor, el galés Ken Follett (66 años actualmente, cuando escribo esta crónica), el que nos ha regalado momentos de los placenteros, entretenidos y escasamente pretenciosos. Por ejemplo, LOS PILARES DE LA TIERRA.
Pero tras esta presentación obligada vuelvo al comienzo. Respecto al primer apartado sugerido, sin duda EL OJO DE LA AGUJA es un ejemplo inmejorable de tensión creciente. La atención, la incertidumbre están garantizadas en todo momento.
En cuanto a esa conmovedora “love story” en tiempos de guerra, presenta una temperatura, una veracidad, una madurez arrasadoras. Contribuye a ello poderosamente esos dos intérpretes a los que me refería con anterioridad, el siempre estupendo Donald Sutherland y una sorprendente, muy atractiva Kate Nelligan. Ambos un prodigio de finura y delicadeza en sus opuestos cometidos, “tan sólo” convergentes en lo que a sentimientos se refiere. Despliegan intensidad, abrasamiento y alto voltaje cuando la ocasión lo requiere.
Respecto a la ambientación han sido muchos los que han destacado la fidelidad a artefactos bélicos, vestuario y dirección artística en general. Eso sí, se permite un fallo garrafal que, francamente, me importa un pimiento… como sería ello que ni me enteré en el momento de su estreno. Se trata de la fugaz aparición de un artefacto volador que todavía no se había inventado en ese momento… un helicóptero.
Los escenarios naturales, los paisajes, sobre todos los centrados en su parte final, desoladores y agrestes, localizados en la costa occidental escocesa (rodaje en Mull y Oban) acaban resultando tan grandiosos como lo narrado.
Tal vez su flanco más débil lo puedan constituir algún que otro efecto modestamente especial (un humo de chimenea, alguna explosión), lógicamente sobrepasado con el paso del tiempo. Pero no daña lo más mínimo a la sustancia, a lo que verdaderamente importa. Me parecen absolutas nimiedades.
Llegado a este punto, resaltar que aunque los técnicos, actores, rodaje y director son de procedencia de las Islas es una holgada producción Metro Goldwyn Mayer gobernada con mano maestra por el prematuramente malogrado Richard Marquand. Al mismo debo dos títulos de lo más interesantes (otro suspense, AL FILO DE LA SOSPECHA, y el que obtuvo gracias a los méritos alcanzados con este, la tercera –en realidad la cuarta de la saga- y muy festiva entrega de la trilogía de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, la de los osipeluches, EL RETORNO DEL JEDI) y de otro, este, al que considero una obra maestra inapelable.
No pierdan tampoco ripio de la fotografía de Alan Hume, la cual junto unida a la labor de Marquand, contribuye de manera fundamental a crear una atmósfera de lo más inquietante y desasosegadora. Tampoco del penúltimo trabajo para la gran pantalla de uno de los grandes de las bandas sonoras, Miklos Rozsa (EL CID, BEN-HUR, QUO VADIS?), con una partitura que vuelve a fusionar con maestría sinfonismo y romanticismo.
Ah bueno… y algo imprescindible, el intachable trabajo de guión de Stanley Mann, ni más ni menos que el firmante de esa obra maestra hoy en día olvidada titulada VIENTO EN LAS VELAS, una de las aproximaciones más singulares y crueles al mundo infantil.
Si no a descubrir… sí urgentemente de nuevo a volver a revisar.
José Luis Vázquez