Título original: The Haunting
Año: 1963 Duración: 112 min.
País: Estados Unidos
Director: Robert Wise Guión: Nelson Gidding (Novela: Shirley Jackson)
Música: Humphrey Searle
Fotografía: Davis Boulton (B&W)
Reparto:Julie Harris, Claire Bloom, Richard Johnson, Russ Tamblyn, Fay Compton, Rosalie Crutchley, Lois Maxwell, Valentine Dyall
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Género:Terror | Casas encantadas. Sobrenatural. Fant
Sinopsis
Acompañado de un grupo de personas, un científico se instala en una vieja mansión, donde han se han cometido terribles y misteriosos crímenes. Su objetivo es comprobar si siguen produciéndose en el lugar fenómenos extraños. Una de las invitadas es la insegura Eleanor, cuyas habilidades psíquicas le hacen sospechar que de algún modo está conectada con los espíritus que todavía habitan la vieja mansión.
Comentario
También conocida como LA CASA ENCANTADA (no confundir con la producción Monogram de 1943 protagonizada por el mítico Bela Lugosi/Drácula), pues así fue titulada en el primer pase ofrecido por Televisión Española el 9 de septiembre de 1979, no creo recordar que fuera jamás estrenada en pantallas comerciales de nuestro país.
No es de extrañar, pues trataba de una manera sorprendente el tema de la locura o el de un lesbianismo no demasiado encubierto. El caso es que a más de cincuenta años vista de su estreno, continúa siendo uno de los referentes más destacables del subgénero casas encantadas, embrujadas o como prefieran denominar. Y si no fundacional, pues esa denominación o calificativo tal vez le corresponda a la magistral LOS INTRUSOS de Lewis Allen (inclusive hay algún antecedente mudo), sí fue pionera en cuanto al enfoque otorgado a este asunto argumental, confiriéndole un tratamiento paranoico que consigue su objetivo de generar duda ante lo visto, o entrevisto, en pantalla.
Rodada por Metro Goldwyn Mayer, prácticamente entre cuatro paredes, pero concediéndole una relevancia muy especial a esa mansión Hill House, supone otra nueva muestra del genio de su director, Robert Wise, capaz de trabajar admirablemente con mega presupuestos y, también, con otros más limitados y ajustados como el aquí dispuesto. No se olvide que fue uno de los máximos especialistas de la doctrina de Val Lewton acerca de que menos es más. Fue uno de los impulsores de la RKO en su vertiente fantástico-terrorífica trabajando preferentemente con efectos de iluminación antes que con otros más aparatosos.
En cualquier caso, su cine siempre es de personajes, sin descuidar jamás los aspectos referidos a ambientación o dirección artística. Hace ya tiempo que pienso aplicado al Séptimo Arte, que el mayor efecto especial, con estar siempre bien estos cuando se curran convenientemente o son muy espectaculares, es el derivado, el que proviene del propio ser humano.
Sentada esa máxima que llevo firmemente proclamando desde hace tiempo, recordar que Wise, que sería nominado al Globo de Oro por este trabajo, y fue y será para los restos, uno de esos abundantes grandes cineastas que pulularon por el Hollywood dorado, el comprendido en su caso entre las décadas de los 40 y los 60, alcanzando también la de los 70 y más espaciadamente la de los 80.
Pueden encontrar en su filmografía obras maestras tan diversas como EL LADRÓN DE CUERPOS, NADIE PUEDE VENCERME, LA TORRE DE LOS AMBICIOSOS, LA CIUDAD CAUTIVA, LA CASA DE LA COLINA, MARCADO POR EL ODIO (una de las grandes de boxeo de todos los tiempos), ¡QUIERO VIVIR! (de los mejores alegatos que se hayan filmado jamás en contra de la pena de muerte), WEST SIDE STORY, EL YANG TSÉ EN LLAMAS, SONRISAS Y LÁGRIMAS o LAS DOS VIDAS DE AUDREY ROSE.
Su dirección aquí volvió a ser ejemplar. Tira de terror elegante, psicológico, preferentemente atmosférico, de cariz malsano. Los amantes de la truculencia o de la acción pueden quedar seriamente defraudados, pero quienes sean más afectos a ese otro que acabo de indicar, puede que les resulte un guiso de lo más exquisito.
Cómo utiliza picaportes que se mueven solos, puertas que se cierran sin haberlas empujado nadie o que casi literalmente respiran, ante la impotencia, el pavor de las protagonistas femeninas, o ese empleo de una iluminación más sugerente que evidente, angulaciones diversas, primerísimo planos, escenografía perturbadora, son recursos que maneja con enorme y magistral fluidez.
También utiliza la cámara con una destreza digna del mejor espadachín. Desde planos cenitales o subjetivos a rapidísimos movimientos y transiciones. Los sonidos también suponen una parte fundamental de ese generar inquietud, zozobra, misterio. Respecto a ese montaje abrupto que gasta me parece un acierto en esta ocasión.
Los críticos le han achacado un exceso de diálogos, algo que a mí no me molesta en absoluto, más bien lo contrario, en algunos momentos me parecen los mismos apasionantes. Sobre todo los referidos a esos debates en que lo paranormal y lo racional se contraponen o cuestionan. Tampoco tienen desperdicio los soliloquios de Eleanor.
Otro factor determinante para su perfecto acabado es su espléndido reparto, un póker de ases que no son estrellas pero sí un cuarteto de profesionales verdaderamente espléndido: Richard Johnson, Claire Bloom (¿la recuerdan en la preciosa y emotiva CANDILEJAS?), Julie Harris (la novia de James Dean nueve años antes en AL ESTE DEL EDÉN, aquí una mujer madura traumada por una infancia de poltergeist) y el hombre gominola Russ Tamblyn (Pulgarcito en EL PEQUEÑO GIGANTE, uno de los 7 hermanos por el que bebían los vientos las siete novias raptadas).
Toda una delicatessen.
José Luis Vázquez