Título original: A Day at the Races
Año: 1937 Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Director: Sam Wood Guión: Robert Pirosh, George Seaton, George Oppenheimer
Música: Walter Jurmann, Bronislau Kaper, Franz Waxman
Fotografía: Joseph Ruttenberg (B&W)
Reparto:The Marx Brothers (spanish: Los Hermanos Marx), Groucho Marx, Harpo Marx,Chico Marx, Allan Jones, Maureen O’Sullivan, Margaret Dumont, Sig Ruman,Douglas Dumbrille
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Género:Comedia | Caballos. Hípica
Sinopsis
La propietaria de un hospital (Maureen O’Sullivan), que se encuentra en una delicada situacion financiera, se ve obligada a depender del dinero de una paciente millonaria (Margaret Dumont) o ceder el negocio a un ambicioso magnate. Es entonces cuando entran en escena los hermanos Marx. Groucho es veterinario, pero se hacer pasar por médico para mantener en el hospital a la hipocondriaca ricachona. Como esto no es suficiente, deciden apostar por su caballo para conseguir el dinero necesario.
Comentario
Séptimo trabajo de los inigualables Hermanos Marx, en concreto de los tres que constituyeron siempre su armazón –Harpo, Groucho y Chico-, el segundo bajo contrato con la Metro, tras su arrasador despegue con la antológica UNA NOCHE EN LA ÓPERA. Y su previo comienzo y paso por Paramount.
Constituye también su segunda colaboración con el mítico Irving Thalberg, el mecenas que le trajo a la productora de las estrellas y que fallecería por una neumonía al poco tiempo de dar comienzo la fase de producción, cuando tan solo contaba 37 años. Este luctuoso hecho se resintió ligeramente en el acabado final, pues la capacidad de aquél la tenían muy poquitos. Sería el propio director, el avezado Sam Wood, quien se encargaría de suplir sus tareas, o compaginar ambas facetas.
Entre sus guionistas se encuentra el que posteriormente sería también director George Seaton (LA ANGUSTIA DE VIVIR, DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE), un profesional caracterizado por imprimir a sus libretos agilidad y amenidad, algo patente en esta divertidísima película, que figura entre mis cinco favoritas de los cómicos.
De nuevo ponen patas arriba todo lo que se cruza en su camino. La locura, el desenfreno y la acracia con sentido vuelven a ser sus señas de identidad. Groucho es un veterinario que se hace pasar por doctor (Z. Hackenbush), y ni tan siquiera como lo primero tiene perdón de Dios. Chico mantiene con él una delirante escena a propósito de un carrito con helados tutti frutti. Harpo vuelve a montarla cada vez que tiene oportunidad.
Tal vez no tenga la profusión –sería casi imposible- de gags de su antecesora, la de la ÓPERA, pero el porcentaje de logrados vuelve a ser elevadísimo. Quede constancia de algunos de los más destacables: la demencial conversación telefónica, el reconocimiento “médico”, la secuencia final en la que tratan de impedir que la carrera de caballos tenga lugar, la seducción de la rubia…
Por cierto, esta última es de las más atractivas y de las que más juego ha dado en su filmografía. Su nombre, Esther Muir… Flo en la ficción. No mucho más se volvió a saber de ella pero aquí contribuye con su garbo y palmito a dar lustre a este proyecto. Resultan también reconfortantes las presencias de la entrañable Margaret Dumont, la entrañable ricachona viuda habitual objeto de las punzadas de Groucho; el maravilloso secundario Sig Ruman como profesional sanitario de verdad; la adorable Maureen O´Sullivan, eterna compañera de Weissmuller en la mejor saga de Tarzán, e inclusive, el popular cantante Allan Jones, tan detestado por tantos, no deja de caerme bien. Había participado también en el anterior rodaje y protagonizado el que tal vez constituyera el mayor éxito cinematográfico de su dilatada carrera, la primera versión de MAGNOLIA.
Hablando de acordes, arpegios y cuestiones parecidas, constatar que esta puede que sea la más musical de todas las apariciones de los Brothers, hasta el punto de que contiene un número que juntando los colaterales da lugar a veinte minutos de metraje. En contra del casi refrendo popular y siendo consciente de que siempre supone una ruptura de ritmo, contemplados hoy en día desprenden un encanto y un mérito en sí mismos que provocan mi incondicionalidad.
Seis son los aquí mostrados: COSI COSA, ON BLUE VENETIAN WATERS, TOMORROW IS ANOTHER DAY, NOBODY KNOWS THE TROUBLE I´VE SEEN, A MESSAGE FROM THE MAN IN THE MOON y, especialmente, el contagioso, pletórico y avasallador ALL GOD´S CHILLUM GOT RHYTM, una explosión afroamericana, con un bailarín gordo de los que deja estupefacto por su manera de moverse. Y Groucho no se queda atrás, destapándose como un danzante de primer nivel. Precisamente la dirección coreográfica de UN DÍA EN LAS CARRERAS fue nominada al Oscar.
No se olvide tampoco la aportación del escenógrafo Cedric Gibbons, ganador como director artístico a lo largo de su carrera, ni más ni menos de 11 estatuillas doradas.
A título anecdótico señalar que tanto la de la ÓPERA como esta eran los títulos favoritos de Groucho.
Prepárense pues para otro de ese caos que no ha tenido parangón en la historia del cine. Una felicísima y permanente diversión.
Frases:
“Emily, voy a hacerte una pequeña confesión: en realidad soy veterinario, pero cásate conmigo y ya no miraré a otro animal” (Groucho Marx)
“Por usted le haría el amor a un cocodrilo” (Groucho Marx)
“Están tan enamoradas de mí que no saben nada de mí: por eso están enamoradas de mí” (Groucho Marx)
“Si me acerco más, voy a salir por su espalda” (Groucho Marx)
José Luis Vázquez